Depresión.
La depresión se caracteriza por un estado de tristeza constante y muy intenso. Normalmente las personas que la padecen mencionan perder interés por actividades que antes disfrutaban, aumento o disminución del sueño y apetito, mayor irritación, sentimientos de desesperanza, dificultades para pensar o razonar, orientación hacia el pasado, entre otros síntomas. En psicoterapia se trabaja con el paciente ayudándole a recuperar las actividades que se han dejado a un lado y trabajando con la visión negativa y desesperanzadora que se tiene en la depresión. A partir de técnicas cognitivas y conductuales se espera que la persona vuelva a un funcionamiento igual o mejor al que estaba antes de sufrir la depresión y se le dotará de herramientas para poder hacer frente a posibles situaciones que le puedan hacer sentir vulnerable en un futuro, pero para las cuales tendrá herramientas para hacer frente..
En psicoterapia se trabaja con el paciente ayudándole a recuperar las actividades que se han dejado a un lado y trabajando con la visión negativa y desesperanzadora que se tiene en la depresión. A partir de técnicas cognitivas y conductuales se espera que la persona vuelva a un funcionamiento igual o mejor al que estaba antes de sufrir la depresión y se le dotará de herramientas para poder hacer frente a posibles situaciones que le puedan hacer sentir vulnerable en un futuro, pero para las cuales tendrá herramientas para hacer frente..
Distimia.
La distimia es una forma de depresión crónica y a largo plazo, se caracteriza por pérdida de interés en actividades placenteras, sentimientos de tristeza, desesperanza, baja autoestima, sentimientos de inutilidad o ineptitud. Estos sentimientos pueden durar por mucho tiempo y aunque la persona si refiere estar triste los síntomas no son tan fuertes como para ser considerado un trastorno depresivo mayor.
El tratamiento cognitivo conductual para la distimia o trastorno depresivo persistente está enfocado en identificar los pensamientos, creencias y conductas que contribuyen al mantenimiento del estado de ánimo negativo. También se trabajan las distintas formas de afrontamiento que tiene la persona para así poder hacer frente a sus problemas de una forma más efectiva. De esta forma se busca recuperar la sensación de control y ser capaz de sentir optimismo y satisfacción en su vida.
Trastorno bipolar.
El trastorno bipolar se caracteriza por cambios en el estado de ánimo extremos y estables en el tiempo que comúnmente pasan de la euforia al bajo estado de ánimo; estos cambios, pueden durar largos periodos de tiempo como semanas o meses, y se alterna con periodo libres de síntomas. Existen diferentes diagnósticos dependiendo de si se ha sufrido, al menos, un episodio maníaco (fase de euforia) o, al menos, un episodio depresivo mayor (bajo estado de ánimo) o un episodio hipomaníaco (episodio leve de manía). Pueden llevar asociados cambios constantes de trabajo, sobrecarga laboral, conductas de daño hacia uno mismo que ponen en riesgo la vida de la persona, tales como conducir muy rápido, abuso de sustancias o autolesiones, entre otras. Las fases de manía son más graves que la hipomanía, ya que pueden llevar a la persona a perder el contacto con la realidad apareciendo alucinaciones y delirios de grandeza.
El tratamiento principal para el trastorno bipolar pasa por un tratamiento farmacológico que ayude a controlar los síntomas y evitar recaídas. Desde psicoterapia se ayuda al paciente a la adherencia al tratamiento, información sobre la enfermedad y resolución de dudas y conflictos psicosociales asociados a la estigmatización, identificación de pródomos para acudir a psiquiatría ante los primeros síntomas estabilizando de forma rápida la recaída, seguimiento de rutinas estrictas tanto de alimentación, como de horarios de sueño que reducen significativamente las recaídas, manejo de cogniciones desadaptadas, herramientas de afrontamiento y solución de problemas.